No vivimos en la España de 1.930, vivimos en un país rico en el que gran parte de la población pertenece o cree pertenecer a la clase media, pero no por pertenecer a la clase media podemos prescindir de los servicios públicos fundamentales, lo que hoy nos podemos pagar es posible que mañana no lo podamos hacer. Debemos sensibilizar a la sociedad de que la protección social y la conservación de los servicios públicos son los pilares de nuestro estado del bienestar.
Sintetizando, el proyecto político de la izquierda tiene que renovar su mensaje para que la gran clase media que predomina en la España actual se sienta incluida, no hay que variar ni un ápice del contenido político, solo hay que adaptar el mensaje y utilizar las nuevas tecnologías y las técnicas de marketing para llegar al ciudadano.
Ni que decir tiene que no hay que perder el objetivo de erradicar la pobreza de esta España del siglo XXI supuestamente rica.
En todo momento me estoy refiriendo a la izquierda porque creo que compartimos proyecto político y el fracaso es de todos, aunque naturalmente la reflexión va principalmente para el Partido Socialista Madrileño, que es en gran medida el que tiene posibilidades de afrontar los retos de la nueva realidad social y el que ha perdido más confianza por parte de los ciudadanos. Pero creo firmemente que la izquierda debe caminar unida y si no es en un bloque, que al menos sea de la mano.
La gente de izquierda somos altamente críticos y tras un fracaso tendemos a arrojar los trastos a la cabeza al que tenemos al lado, buscamos un culpable cerca de nosotros y lo que hacemos es fortalecer a la derecha que no desaprovecha ninguna ocasión. En los últimos días hasta yo he estado a punto de caer en esa guerra absurda fraticida que algunos desestabilizadores que tenemos entre nosotros pone en marcha cada vez que el río está revuelto
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