lunes, 18 de junio de 2007

Corulla logró que Gallardón se desmarcara de una promesa electoral

La pregunta en TVE de Miguel Sebastián a Gallardón sobre sus posibles vinculaciones con imputados en la Operación Malaya, además de provocar el linchamiento público del aspirante socialista a la alcaldía de Madrid, supuso la aparición en escena de la hasta entonces desconocida abogada Montserrat Corulla. Un personaje cuya trayectoria destaca por una tremenda ambición, propia de quien ejerció de delegada en Madrid de los fraudulentos negocios del ex asesor de Urbanismo de Marbella, Juan Antonio Roca. Las pruebas indican la importancia que para la trama urdida por Roca tenía Corulla, que actuaba como delegada en Madrid y representante del ex asesor de Urbanismo, y que llegó a conseguir que Gallardón se desmarcara de una promesa electoral sobre un inmueble.

Según publicaba el diario El País en un reportaje, los grandiosos planes y el frenético ritmo de vida de la testaferro de Roca se truncaron espectacularmente la mañana del 29 de marzo de 2006. Aquel día, Corulla recibió el siguiente mensaje de su secretaria en el móvil: “Montse, llámame. Policía de paisano preguntando por nosotros. Valeriano, el portero, no le ha dejado entrar”. Con “toda la Policía judicial” tras sus pasos, la abogada telefoneó a su amigo Agustín, a quien ordenó que tuviera “bien guardado” una serie de documentos. Nada pudo impedir que cinco días después, el 3 de abril, Corulla acabara en prisión imputada por el caso Malaya. Ambiciones interrumpidas En los muros de la prisión malagueña de Alhaurín de la Torre quedarían encerradas viejas ambiciones y proyectos, como el de poseer una lujosa vivienda en una de las calles de más renombre de Madrid: un piso de 325 metros cuadrados y 12 habitaciones en un inmueble señorial de la calle Eduardo Dato, adquirido por 1.300.000 euros a un aristócrata, el conde de Limpias. La reforma del inmueble quedó suspendida, al tiempo que la libertad de la abogada. Del mismo modo, cesaron sus actividades en sus oficinas de Príncipe de Vergara 47 y Goya 59, donde tenían su sede las sociedades que Corulla administraba. Delegada de Roca en Madrid El origen de este autodestructivo proceso se remonta a cuando Corulla, una joven y brillante recién licenciada, entró a trabajar en el despacho de abogados de Manuel Sánchez Zubizarreta, que contaban como cliente con Juan Antonio Roca. A pesar de que Corulla ha querido quitar importancia a su labor como delegada en Madrid de Roca, el juez instructor del caso Malaya, Miguel Ángel Torres, le atribuye un importante papel en la trama del ex asesor de Urbanismo. Según el juez, Corulla respondía de las mejores inversiones de Roca en la capital, cuya gestión la llevó a ser visitante asidua de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid y a conseguir que el PP municipal, con Alberto Ruiz-Gallardón a la cabeza, se llegara a desmarcar de una promesa electoral sobre la finalidad futura que iba a tener el histórico edificio del frontón de Beti Jai, próximo al Paseo de la Castellana, como informó puntualmente elplural.com. Primera espada de Roca Corulla comenzó a trabajar para Juan Antonio Roca en 2001. Por entonces, Roca ocupaba su puesto de gerente de Urbanismo en el Ayuntamiento de Marbella por la mañana y retomaba la actividad por la tarde, dirigiendo sus negocios privados desde su despacho en Maras Asesores, una sociedad de su propiedad. Desde allí tenían lugar todas las operaciones fraudulentas destapadas posteriormente por la denominada Operación Malaya. La policía realizó un organigrama con todas las conexiones societarias de la red organizada por Roca. Las flechas apuntaban en dos direcciones y señalaban dos puntos fundamentales: uno era Roca y el otro, Corulla. Esto muestra que, al contrario de lo que ella declara, Montserrat Corulla era poco menos que la representante del ex asesor de Urbanismo de Marbella, una primera espada con la que extendió sus negocios por Madrid y parte de Murcia.

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