Acostumbrados a dar la tabarra con la misma historia -miércoles tras miércoles-, durante de la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, de pronto Rajoy, Acebes y Zaplana se dieron cuenta, un rato antes de que comenzara el semanal rito parlamentario, de que se encontraban en cuanto a preguntas con una mano delante y la otra detrás. La conversación entre los tres mosqueteros de Aznar transcurrió así: Rajoy: “Tengo una pregunta realmente absurda”. Zaplana: Pues anda que yo, todavía no la he hecho tampoco, la hice… Acebes: “Ni yo”. Zaplana: “Ten cuidado con las cámaras…”. Acertó Zaplana con su advertencia, que sin embargo llegó tarde. Les cazaron las cámaras. Aparecieron desnudos. El tridente opositor se quedó sin ropa. No podían preguntar sobre ETA, sobre las claudicaciones de Zapatero, sobre Navarra y su absorción por Euskadi, sobre la ruptura de España. ¡Qué aburrimiento! Tres años dándole a idéntico rollo –que enardece a los suyos y entusiasma a los alcaraces y a los losantos de turno- y la reunión del otro día en la Moncloa ha frenado, al menos por unos días, el frenesí habitual. El paripé Aunque sea una ficción momentánea –que ya ha sido no obstante quebrada por Aznar y Mayor Oreja como mínimo y hasta por el propio Rajoy que amenaza con la campaña electoral de las generales-, los líderes de la derecha deben guardar un poco las formas y hacer el paripé. O sea, que ellos en persona reconocen que no saben bien de qué va la película. Se les ha acabado la munición dialéctica. Se les está acabando, por otra parte, la fabulación perversa en torno a la autoría del 11-M. Evidencia grandiosa Es tan grandiosa la evidencia que ni el juez Gómez Bermúdez, presidente del Tribunal que está juzgando los terribles hechos del 11 de marzo de 2004, ha podido barrer para casa, sabiendo como es sabido cuáles son las afinidades políticas del magistrado y cuáles son sus relaciones con los jefes del frente mediático, encargado de esparcir urbi et orbe las mayores falsedades respecto a tan estremecedores atentados. Gómez Bermúdez se ha esforzado por proyectar una imagen de imparcialidad y, hasta el día de hoy, lo ha conseguido bastante. ¿Habrá regalo-sorpresa? Pero no del todo. Hizo callar hace dos días a la fiscal Olga Sánchez –vilipendiada hasta los insultos más soeces o groseros por la corte mediática genovesa-, justo cuando iba a adentrarse por los senderos que conducen al indiscutible juicio paralelo. Es decir, los senderos del periodismo amarillo. En cambio, ayer mismo permitió especulaciones del abogado defensor que actuaba como acusación particular de la AVT y ataques a la fiscalía que muy poco o nada tenían que ver con el sumario del 11-M. ¿Habrá algún regalo-sorpresa de Gómez Bermúdez a los conspiradores, obsequio agazapado en la sentencia? Incierto todavía En el horizonte, lejano e incierto todavía, se otean los comicios del próximo marzo o de cuando decida el presidente del Gobierno. Tras la frágil tregua alcanzada en Moncloa el pasado lunes entre Zapatero y Rajoy, se avecina una batalla tremenda y sin piedad. ZP continúa como favorito. Pero repito lo que escribí en elplural.com después de las municipales y autonómicas del 27-M. Debería con urgencia cambiar o recargar las pilas de su varita mágica. |
jueves, 14 de junio de 2007
Se les ha acabado a Rajoy, Acebes y Zaplana la munición dialéctica
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