La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, llegó a decir que en la detención de dos militantes del PP, sospechosos de haber agredido al entonces ministro de Defensa, José Bono, la policía española había actuado como “la Gestapo”. El caso Bono ha venido siendo retorcido -de forma intrínsicamente malévola- por la derecha hasta convertir, para consumo de sus fieles, un mero trámite policial en un gravísimo atentado contra la libertades civiles. Tales detenciones de guante más que blanco han sido utilizadas por la plana mayor del PP –y por la Brunete mediática- para transformar un suceso anecdótico en la prueba del nueve de que José Luís Rodríguez Zapatero nos va conduciendo paulatinamente hacia un régimen tiránico. Ni sensatez ni cordura Todo esto carece, por supuesto, del más mínimo sentido común. La sensatez o la cordura brillan por su ausencia en el estado mayor popular. Por desgracia, estos genoveses tienden a hacer política con la escoria más repugnante. Tanto les da ocho que ochenta. La sentencia del Tribunal Supremo, absolviendo a los policías que participaron en esas detenciones de pitiminí –circunstancia relevante que revoca el veredicto de la Audiencia de Madrid-, fue desdeñada por el secretario general del PP, Ángel Acebes, en declaraciones a los píos micrófonos de la COPE. Cierto rubor en la cara “Es el PSOE quien tiene que pedir perdón”, manifestó Acebes en otra brillante exhibición de su capacidad para hacer pasar por verdades mentiras de grueso calibre. Demostró su gran habilidad de impertérrito embustero con motivo del 11-M. Está tan acostumbrado a faltar a la verdad que cuando suelta alguna –aunque sea por equivocación o error- un ligero rubor se le dibuja en la cara. Cambio de chaqueta La derecha lleva tiempo en manos de trileros. Sus dirigentes podrían impartir –con acreditada solvencia- masters de demagogia. Entre José María Aznar y Mariano Rajoy han prostituido el ejercicio de la política. Salvo excepciones, muchos de los dirigentes del PP se hicieron demócratas súbitamente, en función de la coyuntura y mediante el correspondiente y adecuado cambio de chaqueta. Si hubiera tocado darse de alta de la Falange o del Requeté lo habrían hecho sin pestañear. Eso –la apuesta por el oportunismo- lo aprendieron la mayoría de ellos de pequeños, oyendo a padres, tíos y abuelos. De baja estofa La sentencia de la Audiencia de Madrid, redactada por un Tribunal cuyo presidente había sido policía de la Brigada Político-Social del franquismo –¡la Gestapo del Caudillo, Sra. Aguirre!-, ha sido modificada y rectificada por el Tribunal Supremo. Se agarraron a la sentencia provisional para reforzar sus fantasías perversas. Pero no saben ni acatar un veredicto judicial en firme. Lo rechazan cuando no les interesa. Son jugadores de ventaja, tahúres de la política, politicastros de baja estofa. Poco a poco se les va cayendo la careta, |
domingo, 1 de julio de 2007
Los policías absueltos eran la Gestapo, según Esperanza Aguirre
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