Raquel Gómez es una novia preocupada. Se casa en menos de un mes y duda de si podrá aguantar todo el banquete y llegar al baile. Esta madrileña de 34 años fue una de las víctimas del atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Viajaba en el tren que estacionó en Atocha y la bomba le segó la pierna izquierda por encima de la rodilla. "Tengo un colgajo de carne en el muñón que no me permite encajar bien la prótesis", explica por teléfono. "Y no aguanto de pie todo lo que me gustaría". Todavía no ha logrado entrar en el quirófano para resolver el problema. Culpa de ello "a las listas de espera" de la sanidad madrileña.
Tras el atentado, Raquel Gómez pasó siete veces por quirófano en sólo cinco meses, entre julio y diciembre de 2004. Entonces sufrió tres operaciones en la pierna derecha -también dañada-, una en el abdomen, otra en el oído, una más en la pierna amputada y la última, en el brazo izquierdo, donde aún siente un hormigueo continuo.
Cuando ya le habían dado de alta, en julio de 2005, su muñón cicatrizó y empezó a preocuparse por esa parte de la pierna izquierda que le impide encajar bien la prótesis, a la que ella llama "el colgajo". También por entonces la pierna sana, la derecha, volvió a dar problemas: tuvo dos trombos, relata Gómez.
El año pasado, con la extremidad derecha recuperada, Gómez intentó mejorar la izquierda. Quería casarse y que para ese día ya no le doliera, pero le esperaba un largo vía crucis camino del altar. En septiembre fue al médico de cabecera, quien la remitió a un traumatólogo, que la recibió en octubre. El especialista le dio una nueva cita con un cirujano de ortopedia y traumatología del hospital Gregorio Marañón para diciembre, relata la mujer. En la consulta, el médico le explicó que necesitaba una radiografía para revisarle el hueso. Le dieron cita para la prueba dos meses después, en febrero de 2007. "A finales de marzo volví a la consulta y el médico me dijo que no tenía nada que hacer, porque mi problema lo solucionaba un cirujano plástico, y no él", explica Gómez. "Salí llorando porque habían tardado siete meses en decirme lo que yo ya sabía, que el problema es del colgajo de carne".
Así que Raquel Gómez ha empezado el camino de nuevo a menos de un mes de su boda. El cirujano plástico la ha citado para el miércoles próximo. "Si me vuelven a dar largas, me iré a un hospital privado, me niego a quedarme así toda la vida". Cree que su vía crucis se debe a "las listas de espera interminables y al abandono de la sanidad madrileña".
La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid replica que el sistema sanitario "en ningún caso" ha "abandonado" ni mostrado "falta de interés" por este caso, informa Servimedia. Esgrime que no se debe confundir la espera en pruebas diagnósticas con la de una intervención quirúrgica. La lista de espera diagnóstica es indeterminada.
La quirúrgica, de 30 días, según Sanidad, que omite que contabiliza el plazo tras la revisión del anestesista. Sólo el 32% de los pacientes quirúrgicos están en la lista de espera oficial.
Raquel conoció a su novio, Miguel Ángel, tras el atentado.
Él le ha devuelto la sonrisa. Y ella quiere celebrarlo a lo grande, con una boda en la que la fiesta se alargue y ella pueda estar en pie hasta el amanecer.
lunes, 21 de mayo de 2007
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